
Highlights
-
The seemingly simple act of listening closely to another person often brings withheld and powerful confidences to light.
-
Sometimes secrets remain in the shadows because we don’t ask a client tactful questions about our suspicions or don’t have enough time for the therapeutic relationship to grow because of third-party limits.
-
Any profession that involves secret-keeping or holding confidences is not for the faint of heart, mind or body.
When a Patient Suddenly Stops Treatment After Revealing Their Secret
An Early Essay
I have a confession to make: I am a fourth-year medical student with a dark secret: bulimia. I am only able to write this because my name does not appear above this article…. I keep my secret because I am ashamed. I have internalized the societal view that (I have) a character flaw, and I feel I should be able to control my appetite, lose weight, cease obsessing about my appearance…My condition remains my secret…(and) when asked about to name my greatest flaw during residency interviews, I will lie. (JAMA. 1995. Anonymous, p. 1395).
Community Memories
Physical Clues
Secretos: Un ensayo
Por Kathryn Zerbe, MD, Portland, Oregon
Los secretos nos dicen quiénes somos. Lo que los pacientes no revelan a nadie más es el pan de cada día de la práctica de un psicoterapeuta y, de hecho, de todas las disciplinas dedicadas a ayudar a cualquier persona con trastornos de la conducta alimentaria. Aunque comprender el impacto que tiene guardar un secreto puede ayudar a determinar el tratamiento, este aspecto no ha recibido la atención que merece en la formación profesional.
El acto aparentemente sencillo de escuchar atentamente a otra persona a menudo saca a la luz confidencias ocultas y poderosas. Estos relatos pueden ser sencillos, pero también desgarradores. Se desahogan con la persona del equipo terapéutico que tiene el tiempo y el espacio para escuchar las historias que se han guardado. Los secretos emergen del baúl de las emociones humanas, los traumas, los trastornos somáticos y los conflictos interpersonales no resueltos que se han reprimido o disociado durante mucho tiempo y que sustentan el problema alimentario evidente.
Paradójicamente, tras indagar un poco más profundamente en el significado o el contexto del secreto, los clínicos descubren que los familiares, alguien significativo o los amigos del paciente suelen haber tenido una sospecha o una intuición sobre esta información oculta desde hace bastante tiempo. A este fenómeno se le denomino “esconderse a plena vista”. Las repercusiones de revelar un secreto pueden tomar por sorpresa al cliente, al igual que a los clínicos.
Cuando un paciente interrumpe repentinamente el tratamiento tras revelar un secreto
A veces, un paciente interrumpe inmediatamente el tratamiento después de revelar su secreto al terapeuta, y los clínicos se quedan confundidos y desconcertados. Parecía que todo iba bien. ¿Qué provocó que el paciente abandonara repentinamente el tratamiento y nunca respondiera a las llamadas?
Una posible causa de la interrupción es que el paciente se siente aliviado al haber revelado finalmente su secreto. Otra posibilidad es que el paciente sienta vergüenza y no desee que se le recuerde o se le vuelva a traumatizar al trabajar más en lo que estaba oculto y la información dolorosa. Ambos instancias son ejemplos de lo que en psicoterapia se denomina “secreto patológico”. Los detalles de la historia causan consternación y reproches internos hasta que se expresan en voz alta, pero el paciente nunca regresa porque lo único que necesitaba era un lugar seguro donde liberarse de su secreto que le provocaba culpa.
Los secretos no siempre están tan ocultos como tendemos a creer. A veces, los secretos permanecen ocultos porque no hacemos preguntas discretas al cliente sobre nuestras sospechas o no disponemos de tiempo suficiente para que la relación terapéutica se desarrolle debido a limitaciones impuestas por terceros. Los secretos revelados necesitan tiempo y espacio para darse a conocer. Capa tras capa, la historia personal sale lentamente a la superficie. Solo entonces se enfocan las circunstancias personales a partir de las cuales una enfermedad o trastorno psicológico inicialmente se arraigó y creció.
Un ensayo preliminar
Hace treinta años me impactó leer la siguiente revelación de un estudiante anónimo de medicina que publicó un breve ensayo en la revista Journal of the American Medical Association.
Tengo una confesión que hacer: soy una estudiante de cuarto año de medicina y tengo un oscuro secreto: la bulimia. Solo puedo escribir esto porque mi nombre no aparece en este artículo… Guardo mi secreto porque me da vergüenza. He interiorizado la opinión de la sociedad de que (tengo) un defecto de carácter y siento que debería ser capaz de controlar mi apetito, perder peso, dejar de obsesionarme con mi aspecto… Mi condición sigue siendo mi secreto… (y) cuando me preguntan cuál es mi mayor defecto durante las entrevistas para la residencia, mentiré. (JAMA. 1995. Anonymous, p. 1395)
Cuando se publicó esta viñeta, llevaba más de una década especializándome en el tratamiento de trastornos de la conducta alimentaria, tanto en un régimen hospitalario como ambulatorio. Nada de lo que escribió el estudiante anónimo debería haberme sorprendido. Conocía a muchos pacientes que ocultaban sus síntomas cuando era evidente para sus familiares, amigos y terapeutas que padecían un trastorno de la conducta alimentaria. Algunos pacientes confesaron que padecían el trastorno, pero no revelaron hasta qué punto se pasaban hambre, comían compulsivamente, se purgaban o tenían conductas adictivas, como consumir drogas o alcohol, hacer ejercicio en exceso o convertirse en adictos al trabajo. El hecho de que un médico en formación presentara síntomas graves y fuera consciente de que se trataba de un problema que ponía en peligro su vida, pero sintiera que no tenía ningún lugar seguro ni ningún profesional médico o mentor de confianza con quien compartirlo, era sorprendente. La historia autobiográfica del estudiante anónimo fue uno de los ejemplos que me llevó a interesarme por los secretos como tema serio de investigación en mi práctica clínica y en mis estudios.
En el mundo acelerado de hoy en día, hay menos tiempo para sentarse y analizar la narrativa emergente del paciente, es decir, los secretos que solo surgen de forma natural al prestar atención a los matices y detalles de su historia. Gradualmente se van acumulando destellos del mundo interior de la mente de otra persona. Al mismo tiempo, nuevas investigaciones interdisciplinarias aportan perspectivas novedosas que ayudan a los profesionales de la salud mental a comprender por qué algunos secretos salen a la luz por primera vez durante el tratamiento. Considere cómo un clínico hoy en día podría preguntarse razonablemente si el estudiante anónimo tiene antecedentes de trauma transgeneracional en su familia de origen que influyen en su bulimia y en la experiencia interna de no tener a nadie en quien confiar sinceramente.
El Dr. Maurice Apprey, profesor emérito de psiquiatría médica en la University of Virgina School of Medicine y experto en lo que él denomina la “memoria comunitaria” que los seres humanos transmiten de una generación a otra, descubrió que los fantasmas o espectros intrapsíquicos residen en el interior de las personas que no son conscientes de su impacto antes del tratamiento. Él compara estos fantasmas con síntomas que esconden “secretos indescriptibles” que deben ser desenterrados y procesados antes de que pueda producirse la recuperación.
En su investigación, el Dr. Apprey descubrió que los fantasmas intergeneracionales están implicados en la aparición de trastornos de la conducta alimentaria, trastornos de identidad de género, depresión, ansiedad y otros problemas emocionales. Es uno de los varios investigadores clínicos contemporáneos que estudian grupos que han sufrido traumas masivos, como el apartheid, la esclavitud, el Holocausto y la pertenencia a sectas, y han descubierto que el fantasma o espíritu lleva a cabo tareas inconscientes para rectificar los horrores del pasado, que solo pueden resolverse recuperando la historia enterrada y haciendo el duelo por las pérdidas no resueltas.
Basándonos en este creciente conjunto de investigaciones interdisciplinarias, una pregunta que se le podría plantear hoy a un paciente como el estudiante anónimo se refiere a los posibles efectos psicosomáticos de un trauma intergeneracional de este tipo. El objetivo de los clínicos es evaluar cualquier secuela de una tristeza familiar insoportable o un acontecimiento histórico horrible que haya quedado alojado en el cuerpo. Lo que se repite inconscientemente o se disocia en el presente se ha relacionado con una serie de luchas psicológicas continuas, como los trastornos de la conducta alimentaria.
Pistas físicas
En ocasiones, el terapeuta experimenta por primera vez un secreto como una reacción somática de contratransferencia. Los clínicos pueden evaluar y trabajar mejor con estas señales físicas cuando se normalizan. Es posible que uno no sea consciente de lo que provocó que nuestro cuerpo reaccionara (como un gruñido temporal en el estómago, fatiga, náuseas o dolor de cabeza), pero la reflexión puede ayudar a comprender la experiencia de la proyección, en este caso un secreto guardado durante mucho tiempo. El alivio se produce cuando el paciente encuentra formas constructivas de expresar historias familiares que antes no había contado, relacionadas con pérdidas, traumas, desarraigo y duelos no superados.
Consideren ahora la carga que supone guardar para ustedes mismos historias dolorosas debido a su deber profesional de preservar la confidencialidad de los demás. Compartir con un supervisor o consultor puede ser un proceso útil para analizar estas narrativas. La información tiene una gran influencia en nuestro cuerpo y nuestra mente, tal y como demuestran los estudios en ciencias cognitivas, neurociencia y medicina. Les recuerdo a los estudiantes que cualquier profesión que implique guardar secretos o confidencias no es para personas débiles de corazón, mente o cuerpo, e instó a los clínicos a que tomen medidas prácticas para proteger su salud y bienestar a fin de mantener la resiliencia.
Que alguien le confíe un secreto en terapia es un regalo que suele significar que se está alcanzando un nivel nuevo y más profundo en la relación terapéutica. Este paso requiere simultáneamente que el terapeuta esté en sintonía con la toma de decisiones éticas y las necesidades continuas de autocuidado.
La autora
Kathryn Zerbe, MD, es un psiquiatra con práctica privada en Portland, Oregón, y autora de cinco libros, entre ellos Secrets in Psychotherapy: Stories that Inform Clinical Work (2025, Routledge). Formó parte del Consejo Asesor Editorial de Eating Disorders Review durante muchos años, comenzando con el primer número.
[Tressa: Photo accompanies the biography]
[Lo más destacado]
- El acto aparentemente sencillo de escuchar atentamente a otra persona con frecuencia saca a la luz confidencias ocultas y poderosas.
- A veces, los secretos permanecen ocultos porque no hacemos preguntas discretas al cliente sobre nuestras sospechas o no disponemos de tiempo suficiente para que la relación terapéutica se desarrolle debido a limitaciones impuestas por terceros.
- Cualquier profesión que implique guardar secretos o confidencias no es para personas débiles de corazón, mente o cuerpo.