Eating Disorders in Men

Tips for Screening Males for Disordered Eating and Body Image Concerns

• Ask directly about drive for muscularity, cutting or bulking cycles, and supplement use.

• Explore compulsive or obligatory exercise, protein restriction or nutritional concentration, and use of “clean eating” as a control mechanism.

• Include questions about steroid or performance-enhancing drug use.

• Normalize discussion of body image and nutrition concerns.

• Provide educational materials that reflect male experiences and diversity.

An online study adds information on a frequently overlooked group.

Historically, eating disorders have been viewed primarily as disorders of women and girls, resulting in decades of under-recognition among males. Yet evidence continues to show that boys and men experience eating disorders at significant and increasing rates, often with unique risk factors, symptom presentations, and barriers to care.

A new study by Dr. Kyle T. Ganson and colleagues at the University of Toronto provides updated prevalence data for males in the United States and Canada (Eat Behav. 2025.7:101980.; https://doi.org/10.1016 ). The authors found that 21.3% of participating males met criteria for a probable eating disorder, with bulimia nervosa being the most common probable diagnosis and anorexia nervosa the least frequent.

It is now estimated that one in seven males will develop a full syndrome eating disorder by age 40. Hospitalizations of boys and men for eating disorders have risen sharply over the past two decades, underscoring an urgent need for earlier detection and tailored interventions.

Study Overview

Dr. Ganson’s team analyzed data from the 2024 Study of Boys and Men, an online cross-sectional survey designed to explore body image and eating disorder symptoms in a large sample of North American men. Recruitment occurred through Instagram and Snapchat ads targeting males aged 15 to 35 years. To ensure broad participation, ads did not mention eating disorders or body image.

Participants completed the Eating Disorder Examination Questionnaire–6 (EDE-Q 6.0), which assessed global eating disorder symptoms, and reported behaviors such as extreme dieting, detox use, misuse of insulin, and use of weight loss drugs or supplements. Additional measures captured binge-eating distress (for example, eating rapidly or alone), fear of weight gain, and body image concerns. Demographic data included age, race, ethnicity, education, relationship status, country of residence, sexual orientation, and body mass index (BMI, or mg/kg2).

Key Findings

Most respondents (44%) were between ages 18 and 24, and the majority identified as cisgender (82%) and white (65.7%). Slightly more than half (58.1%) lived in Canada, and nearly half identified as heterosexual.

  • Prevalence: 21.3% of all participants met criteria for a probable eating disorder.
  • Age: 20% of men ages 18 to 24 and 18% of those aged 25 to 29 met diagnostic criteria for a probable eating disorder.
  • Gender identity: 23.9% of participants identified as “other gender,” 21.6% of cisgender men, and 17.9% of transgender participants met criteria for a probable eating disorder.
  • Sexual orientation: Gay or bisexual men had approximately twice the odds of meeting eating disorder criteria compared with heterosexual men.
  • Body weight: Higher BMI was associated with greater odds of a probable eating disorder diagnosis. For every one-point increase in BMI, the odds of meeting the criteria rose by 18%. No significant differences were found across race, education, or relationship status.

Limitations

As Dr. Ganson and his team note, the study relied on non-probability sampling and self-report measures, which limit generalizability. Participants were recruited via social media, which may have introduced self-selection bias. In addition, probable diagnoses were based on questionnaire data rather than structured clinical interviews. Despite these limitations, the sample was diverse and provided important insight into male eating disorder prevalence and correlates.

Clinical and Public Health Implications for Men

This study reinforces the importance of screening males—especially sexual minority and higher-weight patients—for disordered eating behaviors and body image concerns. Clinicians should avoid assuming low risk for an eating disorder based on gender and should incorporate inclusive screening questions that address muscle dysmorphia, compulsive exercise, and performance-oriented body goals common among men.

Creating inclusive narratives and visual representation in prevention and treatment materials can help reduce stigma and encourage earlier help-seeking among boys and men.

Key Takeaway

Eating disorders affect a substantial proportion of males, yet diagnosis and treatment are delayed or missed for many. Inclusive research and awareness can improve early identification, reduce stigma, and guide the development of gender-responsive prevention and treatment.

Consejos para detectar una alimentación desordenada y problemas de imagen corporal en los hombres

• Pregunte directamente sobre el impulso por la musculatura, los ciclos de definición o aumento de volumen, así como el uso de suplementos.

• Explore la presencia de ejercicio compulsivo u obligatorio, la restricción proteica o la concentración nutricional, así como el uso de la “alimentación limpia” como mecanismo de control.

• Incluya preguntas sobre el uso de esteroides o de sustancias para mejorar el rendimiento.

• Normalice la conversación sobre la imagen corporal y las preocupaciones nutricionales.

• Proporcionar materiales educativos que reflejen las experiencias de los hombres y la diversidad.

Trastornos de la conducta alimentaria en hombres

Un estudio en línea aporta información sobre un grupo frecuentemente ignorado.

Históricamente, los trastornos de la conducta alimentaria se han considerado principalmente como trastornos que afectan a mujeres y niñas, lo que ha dado lugar a décadas de falta de reconocimiento entre los hombres. Sin embargo, la evidencia sigue demostrando que los niños y los hombres padecen trastornos de la conducta alimentaria en proporciones significativas y cada vez mayores, a menudo con factores de riesgo, síntomas y barreras para recibir atención médica únicos.

Un nuevo estudio realizado por la Dra. Kyle T. Ganson y sus colegas de la University of Toronto proporciona datos actualizados sobre la prevalencia en los hombres en Estados Unidos y Canadá. (Eat Behav. 2025.7:101980.; https://doi.org/10.1016 ) Los autores descubrieron que el 21.3% de los hombres participantes cumplían los criterios para un probable trastorno de la conducta alimentaria, siendo la bulimia nervosa el diagnóstico probable más común y anorexia nervosa el menos frecuente.

Se estima actualmente que uno de cada siete hombres desarrollará un trastorno de la conducta alimentaria completo antes de los 40 años. Las hospitalizaciones de niños y hombres por trastornos de la conducta alimentaria han aumentado drásticamente durante las últimas dos décadas, lo que subraya la necesidad urgente de una detección más temprana y de intervenciones personalizadas.

Descripción general del estudio.

El equipo de la Dra. Ganson analizó los datos del Study of Boys and Men 2024, una encuesta transversal en línea diseñada para explorar la imagen corporal y los síntomas de los trastornos de la conducta alimentaria en una amplia muestra de hombres norteamericanos. El reclutamiento se realizó mediante anuncios en Instagram y Snapchat dirigidos a hombres de entre 15 y 35 años. Para garantizar una amplia participación, los anuncios no mencionaban los trastornos de la conducta alimentaria ni la imagen corporal.

Los participantes completaron el Eating Disorder Examination Questionnaire–6 (EDE-Q 6.0), que evalúa los síntomas generales de los trastornos de la conducta alimentaria y documentaba conductas como dietas extremas, uso de productos desintoxicantes, mal uso de la insulina y consumo de fármacos o suplementos para la pérdida de peso. Otras medidas registraron el malestar asociado con los atracones (por ejemplo, comer con rapidez o en soledad), el miedo a ganar peso y las preocupaciones relacionadas con la imagen corporal. Los datos demográficos incluían la edad, la raza, el origen étnico, el nivel educativo, el estado civil, el país de residencia, la orientación sexual y el índice de masa corporal (IMC, o kg/m2).

Hallazgos clave

Los encuestados (44%) tenían entre 18 y 24 años, y la mayoría se identificaban como cisgénero (82%) y blancos (65.7%) Algo más de la mitad (58.1%) vivía en Canadá y casi la mitad se identificaba como heterosexual. • Prevalencia: el 21.3% de todos los participantes cumplían los criterios para un probable trastorno de la conducta alimentaria.• Edad: El 20% de los hombres de entre 18 y 24 años y el 18% de los de entre 25 y 29 años cumplían los criterios diagnósticos de un probable trastorno de la conducta alimentaria. • Identidad de género: el 23.9% de los participantes se identificaron como “otro género”, el 21.6% de los hombres cisgénero y el 17.9% de los participantes transgénero cumplían los criterios para un probable trastorno de la conducta alimentaria.• Orientación sexual: los hombres gays o bisexuales tenían aproximadamente el doble de probabilidades de cumplir los criterios de trastornos de la conducta alimentaria en comparación con los hombres heterosexuales.• Peso corporal: un IMC más alto se asoció con una mayor probabilidad de diagnóstico de un posible trastorno de la conducta alimentaria. Por cada incremento de un punto en el índice de masa corporal (IMC), la probabilidad de cumplir con los criterios aumentó en un 18%. No se encontraron diferencias significativas en cuanto a raza, educación o estado civil.

Limitaciones

Como señalan la Dra. Ganson y su equipo, el estudio se basó en un muestreo no probabilístico y en medidas de autoevaluación, lo que limita su generalización. Los participantes fueron reclutados a través de redes sociales, lo que podría haber introducido un sesgo de autoselección. Además, los diagnósticos probables se basaron en datos de cuestionarios en lugar de entrevistas clínicas estructuradas. A pesar de estas limitaciones, la muestra fue diversa y ofrece información importante sobre la prevalencia y los factores asociados a los trastornos de la conducta alimentaria en hombres.

Implicaciones clínicas y de salud pública.

Este estudio refuerza la importancia de evaluar a los hombres —en especial a aquellos que pertenecen a minorías sexuales y a los pacientes con mayor peso corporal—para detectar conductas alimentarias desordenadas y preocupaciones relacionadas con la imagen corporal. Los clínicos deben evitar asumir un bajo riesgo de trastornos de la conducta alimentaria basándose en el género, y deben incorporar preguntas de detección inclusivas que aborden la dismorfia muscular, el ejercicio compulsivo y los objetivos corporales orientados al rendimiento, comunes entre los hombres.

Crear narrativas inclusivas y representaciones visuales en los materiales de prevención y tratamiento puede ayudar a reducir el estigma y animar a los jóvenes y hombres a buscar ayuda antes.

Conclusión principal.

Los trastornos de la conducta alimentaria afectan a una proporción considerable de los hombres, pero en muchos casos el diagnóstico y el tratamiento se retrasan o no se realizan. La investigación y la concientización inclusivas pueden mejorar la identificación temprana, reducir el estigma y orientar el desarrollo de medidas de prevención y tratamiento que tengan en cuenta las cuestiones de género.

Consejos para detectar una alimentación desordenada y problemas de imagen corporal en los hombres

  Pregunte directamente sobre el impulso por la musculatura, los ciclos de definición o aumento de volumen, así como el uso de suplementos.

Explore la presencia de ejercicio compulsivo u obligatorio, la restricción proteica o la concentración nutricional, así como el uso de la “alimentación limpia” como mecanismo de control.

Incluya preguntas sobre el uso de esteroides o de sustancias para mejorar el rendimiento.

Normalice la conversación sobre la imagen corporal y las preocupaciones nutricionales.

Proporcionar materiales educativos que reflejen las experiencias de los hombres y la diversidad.

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