
Introduction
Historical Context: Digital Pathways to Disordered Eating
Early Internet Concerns
Rise of Pro-Eating Disorder Communities
Transition to Social Media
Ruiz-Centeno et al. (2025): Study Overview
Objective and Sampling
Data Collection and Analysis
Pro-Eating Disorder Key Findings
1. Valorization of Extreme Thinness
2. Detailed “Tips & Tricks” for Weight Loss
3. Authoritative, Coercive Messaging
4. Peer Validation & Community Support
Discussion
Alignment with Prior Evidence
Public Health Implications of Pro-Eating Disorder Content
Limitations and Future Directions
Practical Recommendations for Clinicians
1. Systematic Screening
2. Digital Literacy and Psychoeducation
3. Therapeutic Interventions
4. Interdisciplinary Collaboration and Advocacy
Conclusion
References
El impacto del contenido pro-trastornos de la conducta alimentaria en Internet: perspectivas para los clínicos
Introducción
Internet ofrece oportunidades sin precedentes para la educación y la conexión en el tratamiento de los trastornos de la conducta alimentaria (TCA), pero también alberga comunidades que promueven activamente comportamientos dañinos. Ruiz-Centeno et al. (2025) llevaron a cabo un riguroso análisis cualitativo del contenido “pro-ana” (pro-anorexia) y “pro-mia” (pro-bulimia) en TikTok, Instagram, Google Blogs, Telegram, Facebook y Twitter. Sus hallazgos arrojan luz sobre el lenguaje persuasivo, los “trucos” prescriptivos y las dinámicas entre pares que refuerzan los comportamientos desordenados. Para los clínicos a mitad de su carrera —terapeutas, nutriólogos y médicos— reconocer estas influencias digitales es esencial para una prevención, evaluación y tratamiento eficaces.
Contexto histórico: caminos/vías digitales hacia una alimentación desordenada
Preocupaciones iniciales sobre Internet
Las primeras investigaciones realizadas alrededor del año 2000 relacionaron el uso excesivo y desestructurado de Internet con trastornos del sueño, bajo rendimiento académico y alteraciones del estado de ánimo, lo que sentó las bases para entender la “adicción a Internet” como un problema de salud mental. (Anderson, 2001)
Aumento de las comunidades pro-TCA
En 2005, proliferaron los blogs y foros creados por usuarios que promovían explícitamente la anorexia y la bulimia. Estos sitios proporcionaban instrucciones detalladas (“consejos y trucos”) y validación emocional, creando cámaras de resonancia que se resistían a los mensajes de recuperación (Rouleau & Coombs, 2011)
Transición a las redes sociales
Con Instagram, TikTok y las aplicaciones de mensajería encriptada, el contenido pro-TCA evolucionó hacia formatos muy atractivos basados en algoritmos. Las publicaciones centradas en imágenes aumentan la auto-objetivación (Fardouly et al., 2015), mientras que la paradoja de los mensajes contradictorios de TikTok —campañas contra la anorexia que coexisten con retos a favor de los TCA— confunde aún más a los usuarios vulnerables (Logrieco et al., 2021)
Ruiz-Centeno et al. (2025): Resumen del estudio
Objetivo y muestreo
Ruiz-Centeno et al. (2025) seleccionaron intencionalmente 57 ítems/elementos de alta participación (videos, imágenes, publicaciones, PDF y mensajes de chat) en inglés o español, menores de cinco años en seis plataformas. Los criterios de selección incluyeron “me gusta”, comentarios, pertenecía a grupos y clasificación de búsqueda.
Recopilación y análisis de datos
Cada elemento/ítem se transcribió, codificó en NVivo12 y se analizó para detectar patrones de frecuencia de palabras y contenido temático. Las métricas cuantitativas (por ejemplo, la frecuencia de “trucos” específicos o lenguaje vergonzoso) se integraron con el análisis cualitativo del discurso para revelar el enfoque del mensaje y el tono emocional. (Ruiz-Centeno et al., 2025)
Hallazgos clave
1. Valorización de la delgadez extrema
En todas las plataformas, las imágenes y los pies de foto glorificaban los esqueletos, a menudo comparando a los seguidores con “huesos” o celebrando la visibilidad de los “abcrack” (los abdominales marcados). La gordura fue demonizada constantemente mediante un lenguaje vergonzoso, creando un binomio “delgado= bueno, gordo=malo” , lo cual intensificó la insatisfacción corporal.
2. “Consejos y trucos” detallados para perder peso
Los creadores de contenido compartieron guías, paso a paso, sobre protocolos de ayuno, uso indebido de laxantes y diuréticos, técnicas para provocar el vómito y dependencia a sustitutos sin calorías (por ejemplo, té o chicles). Se recomendaban aplicaciones para contar calorías como herramientas esenciales, presentando el seguimiento cuantitativo como un acto de autodisciplina en lugar de una posible patología.
3. Mensajes persuasivos y coercitivos
Muchas publicaciones adoptaban un estilo imperativo, con listas de órdenes que indicaban a los seguidores que “nunca comieran después de las 6 de la tarde” o que “eliminaran grupos enteros de alimentos”. Este tono paternalista aprovechaba la culpa y el miedo, así como algunos mensajes calificaban explícitamente el incumplimiento como un fracaso moral.
4. Validación entre pares y apoyo de la comunidad
A pesar de la naturaleza dañina de los comportamientos promovidos, los usuarios informaron sentirse comprendidos y apoyados. Los diarios de progreso solicitaban comentarios afirmativos (“¡Estoy muy orgulloso de mi!”) y los retos en grupo (“30 días sin comer”) fomentaban la responsabilidad a través de compromisos públicos. Esta sinergia entre la empatía y la presión de los pares subraya cómo el sentido de pertenencia puede, paradójicamente, perpetuar patrones inadecuados.
Discusión
Alineación con pruebas previas
Estos resultados refuerzan hallazgos anteriores que indican que las comunidades favorables a los TCA combinan la orientación técnica con la validación social. Las plataformas centradas en la imagen empeoran la insatisfacción corporal (Fardouly et al., 2015), y la promoción algorítmica en TikTok mantiene simultáneamente contenidos a favor de los TCA y de la recuperación (Logrieco et al., 2021)
Implicaciones para la salud pública
Datos recientes indican un aumento drástico en las consultas por TCA en todos los grupos demográficos. Un informe de una Asociación Europea de Pediatría ha revelado un aumento del 40% en los casos pediátricos desde que comenzó la pandemia de COVID-19. (Pastore et al., 2023) Un meta-análisis de JAMA Pediatrics informó que el 22.4 % de los jóvenes de todo el mundo muestran comportamientos alimentarios desordenados (López-Gil et al., 2023), y las visitas a los servicios de urgencias de Estados Unidos por TCA se duplicaron al doble entre los/las jóvenes menores de 17 años entre 2018 y 2022 (Milliren et al., 2023) Estas tendencias abarcan todos los géneros, edades y grupos socioeconómicos, lo que destaca que ningún paciente es inmune. Los algoritmos que amplifican la inspiración sensacionalista para adelgazar pueden exacerbar el riesgo, pero también pueden aprovecharse para ofrecer intervenciones basadas en evidencia.
Limitaciones y direcciones futuras
Ruiz-Centeno et al. (2025) señalan las limitaciones del muestreo intencional y las características rápidamente cambiantes de la plataforma. Las investigaciones futuras deberían cuantificar el impacto de la exposición individual en los resultados clínicos y evaluar la eficacia de las intervenciones digitales.
Recomendaciones prácticas para los clínicos
1. Detección sistemática
Incluya preguntas sobre las redes sociales y el uso de sitios web que promueven los TCA en las evaluaciones iniciales.
Use instrumentos validados (por ejemplo, Internet Disorder Scale) para identificar un uso problemático.
2. Alfabetización digital y psicoeducación
Enseña a los pacientes a reconocer las tácticas manipuladoras (lenguaje humillante, órdenes coercitivas).
Proporciona listas seleccionadas de comunidades en línea centradas en la recuperación y fomenta intervalos estructurados sin pantallas.
3. Intervenciones terapéuticas
Aplica la reestructuración cognitiva para desafiar los “trucos” pro-TCA como distorsiones.
Utiliza la activación conductual para sustituir la navegación perjudicial, por actividades fuera de línea significativas (artes creativas, movimiento consciente).
Revisa periódicamente los hábitos digitales de los pacientes y ajusta los planes de tratamiento en consecuencia.
4. Colaboración interdisciplinaria y defensa
Trabaja con dietistas/nutriólogos para recomendar herramientas de planificación de comidas de grado médico, en lugar de rastreadores de pérdida de peso.
Promueve medidas de protección a nivel de plataforma: advertencias sobre el contenido, eliminación de la prioridad algorítmica del material nocivo y divulgación de narrativas de recuperación.
Conclusión
El contenido pro-TCA prospera en las plataformas digitales al idealizar la delgadez extrema, fomentar las autolesiones y aprovechar la validación de los pares.
Los clínicos especializados en TCA deben integrar estrategias del ámbito digital (detección sistemática, alfabetización digital, intervenciones personalizadas y defensa) en la práctica habitual para proteger y empoderar a los pacientes en un ecosistema online en constante evolución.
Referencias
Anderson, K. J. (2001). Internet use among college students: An exploratory study. Journal of American College Health, 50(1), 21–26. https://doi.org/10.1080/07448480109595707
Fardouly, J., Diedrichs, P. C., Vartanian, L. R., & Halliwell, E. (2015). Social comparisons on social media: The impact of Facebook on young women’s body image concerns and mood. Body Image, 13, 38–45. https://doi.org/10.1016/j.bodyim.2014.12.002
Logrieco, G., Marchili, M. R., Roversi, M., & Villani, A. (2021). The paradox of TikTok anti-pro-anorexia videos: How social media can promote non-suicidal self-injury and anorexia. International Journal of Environmental Research and Public Health, 18(3), 1041. https://doi.org/10.3390/ijerph18031041
López‑Gil, J. F., García-Hermoso, A., Smith, L., Firth, J., Trott, M., Eumann Mesas, A., … & López‑Sánchez, G. F. (2023). Global proportion of disordered eating in children and adolescents: