
Habitual stress may help maintain disordered eating.
Interpersonal stress has a direct effect on binge eating and purging. According to a recent study, interpersonal stress is more likely to lead to disordered eating when the stress is habitual (Eur Eat Disorders Rev. 2025. 33:10).
The strength of habit may play a role in maintaining binge eating and purging in a number of eating disorders. For example, research has shown that the strength of habit is associated with greater severity of eating disorder psychopathology and a more chronic course of symptoms in anorexia nervosa compared to other eating disorders (Int J Eat Disord. 2020. 53:413, and 2024. 57:1160).
Similar to binge eating, purging may at first be driven by a goal to compensate for eating. However, over time, it may become a compulsive automatic response to purging-related stimuli such as being a bathroom, which persists despite the negative consequences (J Eat Disord. 2016. 49:249).
Ecological momentary assessment
Dr. Elizabeth N. Dougherty, a psychiatrist in the Department of Psychiatry and Behavioral Neuroscience at the University of Chicago, and her colleagues used ecological momentary assessment (EMA) to see how and if interpersonal stress might lead to binge eating and purging. (EMA is a research technique that gathers real-time and repeated data on patients in their natural environments.) The authors studied 81 women with binge-eating and purging symptoms by having the women complete a self-report measure that assessed their habitual use of binge eating and purging. This was followed by a 14-day protocol using EMA. Participants had a mean body mass index (BMI) of 25.32 kg/m2. The strength of the habit of binge eating and purging was assessed at baseline using the automaticity subscale of the Self-Report Habit Index (J Applied Social Psychol. 2003. 33:1313).
The researchers used a subset of items from the Daily Stress Inventory to assess perceived interpersonal stress once daily. The DSI contains 60 items that assess a variety of stressors. For the purpose of this study, only items that assessed interpersonal stressors were used. In line with previous EMA research, stressors were presented in the form of a checklist, and participants indicated events they had experienced during the previous 24 hours. For each stressful event endorsed, participants used a 7-point scale to indicate how stressful they perceived the event to be. Participants were also asked if they had experienced a binge eating or purging episode since their previous assessment. An answer of “yes” for binge eating was followed by two items assessing loss of control over eating.
Interpersonal stress may be tied to symptoms
All participants reported a history of binge eating, and 58% (n = 47) also reported a history of purging. Participants reported a total of 553 binge-eating episodes, 354 purging episodes, and 1110 interpersonal stressors during the EMA rating period. The average level of perceived stress across interpersonal stressors was 4.57 (SD = 1.37), indicating moderate-to-severe levels of perceived interpersonal stress. Participants reported an average of 4.37 purging episodes and 6.83 binge-eating episodes during the EMA period.
Contrary to expectations, habit strength was not a significant moderator of the relation between daily perceived interpersonal stress and same-day binge-eating frequency. The authors believe this study is the first to examine whether habit strength moderates the association between daily stress and engagement in eating disorder behaviors.
The results of the study suggest that individuals with habitual purging may be especially vulnerable to purging when they are experiencing unusually high levels of interpersonal stress.
El efecto del estrés en los atracones y las purgas
El estrés habitual puede ayudar a mantener una alimentación desordenada.
El estrés interpersonal tiene un efecto directo en los atracones y las purgas. Según un estudio reciente, el estrés interpersonal es más probable que conduzca a una alimentación desordenada cuando el estrés es habitual. (Eur Eat Disorders Rev. 2025. 33:10
La fuerza de los hábitos puede desempeñar un papel en el mantenimiento de los atracones y las purgas en una serie de trastornos de la conducta alimentaria. Por ejemplo, las investigaciones han demostrado que la fuerza del hábito está asociada con una mayor severidad de la psicopatología de los trastornos alimentarios y un desarrollo más crónico de los síntomas en la anorexia nervosa en comparación con otros trastornos alimentarios (Int J Eat Disord. 2020. 53:413, and 2024. 57:1160).
Al igual que los atracones, las purgas, al principio pueden estar impulsadas por el objetivo de compensar la comida. Sin embargo, con el tiempo, puede convertirse en una respuesta automática compulsiva a los estímulos relacionados con la purga, como estar en el baño, que persiste a pesar de las consecuencias negativas (J Eat Disord. 2016. 49:249)
Evaluación ecológica momentánea
La Dra. Elizabeth N. Dougherty, psiquiatra del Department of Psychiatry and Behavioral Neuroscience en el University of Chicago, y sus colegas utilizaron la evaluación ecológica momentánea (EMA, por sus siglas en inglés) para ver cómo y si el estrés interpersonal podría conducir los atracones y las purgas. (EMA es una técnica de investigación que recopila datos en tiempo real y repetidos sobre pacientes en sus entornos naturales) Los autores estudiaron a 81 mujeres con síntomas de atracones y purgas pidiéndoles que completaran una medida de autoevaluación que evaluaba el uso habitual de los atracones y las purgas. Esto fue seguido por un protocolo de 14 días utilizando EMA. Los participantes tenían un índice de masa corporal (IMC) medio de 25.32 kg/m². La fuerza del hábito de los atracones y las purgas se evaluó al inicio del estudio utilizando la subescala de automaticidad del Self-Report Habit Index (J Applied Social Psychol. 2003. 33:1313)
Los investigadores utilizaron un subconjunto de elementos de la Daily Stress Inventory (DSI, por sus siglas en inglés) para evaluar el estrés interpersonal percibido una vez al día. El DSI contiene 60 ítems que evalúan una variedad de factores estresantes. Para el propósito de este estudio, solo se utilizaron elementos que evaluaron los factores estresantes interpersonales. En línea con la investigación anterior de EMA, los factores estresantes se presentaron en forma de lista de verificación, por lo que los participantes indicaron los acontecimientos que habían experimentado durante las 24 horas anteriores. Para cada evento estresante indicado, los participantes utilizaron una escala de 7 puntos para indicar cuán estresante percibían que era el evento. También se preguntó a los participantes si habían experimentado episodios de atracones y las purgas desde su evaluación anterior. A la respuesta afirmativa sobre atracones le siguieron dos preguntas para evaluar la pérdida de control sobre la alimentación.
El estrés interpersonal puede estar relacionado con los síntomas
Todos los participantes informaron de antecedentes de atracones y el 58% (n=47) también informó de antecedentes de purgas. Los participantes reportaron un total de 553 episodios de atracones y 354 episodios de purgas, así como 1110 factores estresantes interpersonales durante el periodo de evaluación de EMA. El nivel promedio de estrés percibido entre los factores estresantes interpersonales fue de 4.57 (desviación estándar: 1.37), lo que indica niveles de estrés interpersonal percibido de moderados a graves. Los participantes informaron de un promedio de 4.37 episodios de purgas y 6.83 episodios de atracones durante el período de la EMA.
Contrariamente a lo esperado, la fuerza del hábito no fue un moderador significativo de la relación entre el estrés interpersonal percibido diariamente y la frecuencia de atracones el mismo día. Los autores creen que este estudio es el primero en examinar si la fuerza del hábito modera la asociación entre el estrés diario y la participación en conductas de trastornos de la conducta alimentaria.
Los resultados del estudio sugieren que las personas con purgas habituales pueden ser especialmente vulnerables a estas cuando experimentan niveles inusualmente altos de estrés interpersonal.